La tumba mide 25 metros de largo, 6,4 metros de ancho y 6,2 metros de profundidad.
Por Fabián Pizarro
Una tumba de ladrillo que data de la dinastía Ming (1368-1644) ha sido descubierta en la aldea de Hexitou, provincia de Shanxi, en el norte de China, informó el Instituto de Investigación de Reliquias Culturales y Arqueología de la ciudad de Xinzhou.
La tumba fue encontrada durante un proyecto de construcción que se puso en marcha en julio de 2023 en el distrito de Xinfu.
La tumba mide 25 metros de largo, 6,4 metros de ancho y 6,2 metros de profundidad. Consta de un pasaje de tumba, una puerta de tumba, un camino pavimentado, una cámara principal, una cámara trasera y cuenta con nichos en las paredes norte y sur. La puerta de la tumba está hecha de piedra, mientras que en la tumba se encontraron delicados patrones tallados.Hay dos ataúdes en la cámara principal.
En la tumba se encontraron porcelanas, mesas de madera, sillas de madera, candelabros, porta lámparas, quemadores de incienso, teteras de estaño, tazas, platos, y figurillas de madera pintadas, así como artículos de papelería como piedras de tinta, pinceles y porta pinceles.
"Según el epitafio y la inscripción en el certificado de compra de tierras, el propietario de la tumba se llamaba Wang Luo. Falleció en 1588 a la edad de 55 años", detalló Lu Ning, subdirector del instituto.
"La tumba está bien conservada, lo que proporciona una valiosa evidencia material para el estudio de las costumbres funerarias, la cultura funeraria y la disposición de los muebles en la dinastía Ming", agregó Lu.
Legado de la Dinastía Ming
La dinastía Ming gobernó China desde 1368 hasta 1644. Por más de 200 años, el imperio hizo de esta civilización la más desarrollada de su tiempo, y dejó un legado cultural y político perdurable. Conocida por su esplendor artístico y arquitectónico, como la Gran Muralla y la Ciudad Prohibida, promovió el confucianismo y el comercio. Bajo su mandato, China experimentó un auge económico, avances científicos y literarios, y una sociedad estratificada. Sin embargo, enfrentó desafíos internos, como revueltas campesinas y corrupción, además de presiones externas. La caída de la dinastía marcó el fin de una era y el surgimiento de una nueva China bajo la dinastía Qing.
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