Por Gao Lei , Xia Lu
A principios de la semana pasada, la mayoría de la gente de diferentes partes del mundo seguía prestando atención a las elecciones generales de los Estados Unidos, que ahora resultaron en la victoria del Partido Republicano tanto en el poder ejecutivo como en el legislativo, lo que agrega más complejidad e incertidumbre al mundo en el futuro. A partir de esta semana, se llevarán a cabo dos importantes reuniones multilaterales, la APEC en Perú y el G20 en Brasil, en América Latina. Estos mecanismos brindan una oportunidad y sirven como plataforma para promover la cooperación económica y, al mismo tiempo, mejorar la comunicación entre los miembros.
En la era de la dinámica global compleja, las constantes contribuciones de China y su participación activa en los foros multilaterales han sido fundamentales para dar forma a un nuevo tipo de relaciones internacionales basadas en la cooperación y los beneficios mutuos. En los discursos de apertura del presidente Xi Jinping en varios foros multilaterales, surgen ciertos temas recurrentes: apertura, inclusión, crecimiento innovador, conectividad, igualdad, cooperación de beneficio mutuo y mejor gobernanza. Vale la pena considerar por qué las economías deberían adoptar estos principios, cómo pueden implementarlos de manera efectiva y qué se necesita para sostenerlos en las próximas décadas.
¿Qué motiva a los miembros a cooperar para obtener beneficios mutuos y resultados beneficiosos para todos?
El mundo de hoy se encuentra en medio de un profundo y complejo proceso de globalización, y todos los miembros de la comunidad internacional tienden a presentar diferentes puntos de vista y propuestas sobre las tendencias y la dirección del orden internacional en función de sus propios intereses y perspectivas. Desde un punto de vista general, con los cambios continuos en la estructura internacional, el orden global inevitablemente pasará de estar dominado por superpotencias a un marco multipolar. Sin embargo, este proceso está destinado a ser complejo y de largo plazo, y la competencia entre el concepto de un orden unipolar y la idea de un orden multipolar sigue siendo intensa en ocasiones. En los últimos años, frente a diversos desafíos globales, ha habido, por un lado, una creciente urgencia de que los países se unan y colaboren para superar las dificultades, mientras que, por otro lado, ciertos países siguen siguiendo un camino de unilateralismo, interfiriendo en los asuntos internos de otros.
La demanda de una asignación eficaz de recursos a escala global también se ha vuelto urgente. Los distintos países tienen distintas ventajas en términos de dotación de recursos naturales, mano de obra, capital y tecnología. Por ejemplo, la región del Medio Oriente tiene abundantes reservas de petróleo; los países en desarrollo como China tienen vastos recursos laborales y sólidas bases manufactureras; y los países desarrollados occidentales, como los Estados Unidos, poseen ventajas tecnológicas en materia de investigación, desarrollo (I+D) y capital. A través de la cooperación internacional, la mayoría de los miembros de la comunidad internacional pueden lograr una asignación óptima de recursos a escala global, mejorar la eficiencia de la producción y promover el desarrollo común de todas las economías. Por ejemplo, algunos miembros de la APEC pueden integrar sus recursos naturales con la tecnología y el capital de otros miembros para desarrollar productos e industrias valiosos.
Además, la cooperación puede ayudar a abordar los desafíos a la gobernanza global. La historia ha demostrado repetidamente que la ley de la selva no es un camino sostenible para la coexistencia humana, y la competencia temeraria y feroz no conduce a un mundo mejor. En el contexto de la profundización de la globalización económica y frente a problemas comunes y desafíos globales cada vez más graves, como el cambio climático, las crisis de salud pública y las actividades terroristas, ningún país puede funcionar solo sin cooperación.
El cambio climático es un problema ambiental global que afecta a todas las naciones. Impactos como el aumento del nivel del mar y el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos trascienden las fronteras nacionales. Los países deben trabajar juntos para establecer objetivos de reducción de emisiones y estrategias de respuesta, como la reducción conjunta de las emisiones de gases de efecto invernadero y el desarrollo de energía renovable en virtud del Acuerdo de París. Los países desarrollados pueden aprovechar sus ventajas tecnológicas avanzadas para ayudar a los países en desarrollo a lograr una transición ecológica. Por el contrario, los países en desarrollo pueden participar activamente en acciones para abordar conjuntamente los desafíos generados por el cambio climático.
Las crisis de salud pública, como las pandemias, se propagan rápida y ampliamente. Los países deben cooperar en la vigilancia del virus, el desarrollo y la distribución de vacunas y el suministro de suministros médicos. Solo a través de la cooperación mundial podemos controlar eficazmente la propagación de las epidemias, salvaguardar la vida y la salud humanas y garantizar la estabilidad económica mundial.
Los delitos transnacionales, incluidos, entre otros, los delitos cibernéticos, el tráfico de drogas y la trata de personas, así como las actividades terroristas, amenazan la seguridad y la estabilidad de los países de todo el mundo. La cooperación internacional es esencial para el intercambio de inteligencia y las operaciones conjuntas de aplicación de la ley. Los organismos encargados de hacer cumplir la ley de diferentes países deben trabajar juntos para combatir las redes criminales transnacionales y las organizaciones terroristas a través de plataformas como Interpol, manteniendo así la paz y la seguridad en la comunidad internacional.
¿Por qué los miembros pueden cooperar entre sí?
Como afirmó un famoso filósofo, "la capacidad de los hombres para la injusticia hace necesaria la democracia, pero la capacidad de los hombres para la justicia la hace posible". A pesar de enfrentar una serie de desafíos en la situación política y económica internacional, la inclinación y la capacidad de los miembros para buscar y mantener la paz, las reglas y el orden han proporcionado un fuerte potencial para la cooperación. En la actualidad, la mayoría de los países están de acuerdo y se alinean con la proposición de que la paz y el desarrollo siguen siendo el tema clave de nuestro tiempo. Desde el final de la Guerra Fría, la cooperación ya no se limita a los campos económico y comercial; se ha expandido a múltiples niveles, incluidos el gobierno, la educación cultural, la gobernanza social y la mejora ambiental. A través del respeto mutuo y el trato igualitario, los países pueden perseguir sus propios intereses y al mismo tiempo tener en cuenta las preocupaciones legítimas de otros países, logrando así la maximización de los intereses comunes.
Además, el concepto de cooperación de beneficio mutuo también ha sido ampliamente reconocido y apoyado por la comunidad internacional. Por ejemplo, en el marco de la Iniciativa del Cinturón y la Ruta (BRI), China ha enfatizado el desarrollo común a través de la cooperación, permitiendo que todas las partes involucradas compartan los frutos del progreso. Este concepto no sólo ayuda a abordar diversos problemas y desafíos actuales, sino que también promueve la paz y el desarrollo mundiales.
El concepto de multilateralismo en el orden internacional se ha arraigado gradualmente en la mayoría de los países. En marcos como las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales, los países resuelven los problemas internacionales mediante consultas y negociaciones. Este mecanismo de cooperación multilateral permite a los países expresar sus puntos de vista e intereses en pie de igualdad, formular conjuntamente normas internacionales y fomentar la estabilidad del orden internacional y la cooperación entre los países.
Las posibles fuentes de conflicto, como las cuestiones de seguridad fronteriza, también se pueden mitigar mediante la cooperación. Por ejemplo, los proyectos de cooperación económica entre los países de Asia Central y entre ellos y las potencias vecinas, como la construcción de oleoductos, no sólo han fortalecido los lazos económicos, sino que también han mejorado la seguridad y la estabilidad regionales. Al mismo tiempo, para equilibrar la influencia de las fuerzas externas, algunas naciones fortalecen la cooperación con los países vecinos. Por ejemplo, frente a la competencia de poder externa, los países de la ASEAN han fortalecido la solidaridad y la cooperación internas para amplificar su voz en los asuntos regionales.
¿Cómo avanzar y sostener la cooperación? ¿Qué papel ha desempeñado China?
La estrategia impulsada por la innovación es crucial tanto para las economías desarrolladas como para las economías en desarrollo. Es necesario acelerar la modernización industrial, promover la innovación de productos, gestión y modelos de negocio mediante avances científicos y tecnológicos, y mejorar el estatus de las economías de Asia y el Pacífico en la cadena de suministro global. Las economías con ventajas en innovación deben compartir activamente prácticas y experiencias y transferir proactivamente tecnología, mientras que otras economías deben centrarse en crear un entorno propicio para la exploración y el progreso. La tecnología ferroviaria de alta velocidad de China es un excelente ejemplo de innovación tecnológica exitosa. El proyecto ferroviario de alta velocidad Yakarta-Bandung, una colaboración entre China e Indonesia, marca el primer proyecto ferroviario de alta velocidad en el extranjero que utiliza plenamente los sistemas ferroviarios, la tecnología y los componentes industriales chinos. Conocido como "Whoosh" por su impresionante velocidad, este ferrocarril, durante el año pasado, no solo ha mejorado la eficiencia y la comodidad de los viajes en tren, sino que también ha contribuido significativamente a la economía local, el turismo, los recursos humanos y el sustento de la población.
En medio de cambios y desafíos sin precedentes, tanto las economías desarrolladas como las economías en desarrollo deben mantener una claridad estratégica, estar alertas ante diversos riesgos, mantener la confianza estratégica y fortalecer su capacidad de gobierno. China ha desempeñado un papel importante en estas áreas.
En términos de desarrollo económico floreciente, China sigue siendo un motor de crecimiento estable. Como segunda economía más grande del mundo, China sigue manteniendo una alta tasa de crecimiento económico, lo que proporciona un fuerte impulso al desarrollo económico global. En el comercio internacional, la enorme demanda del mercado chino absorbe bienes y servicios de muchos países. Por ejemplo, la demanda de China de importación de productos derivados de recursos ha llevado al desarrollo de industrias relacionadas en Australia, Nueva Zelanda y otros países. La demanda de componentes electrónicos ha promovido la prosperidad de la industria de procesamiento y fabricación de productos electrónicos en los países del sudeste asiático, lo que ha contribuido al crecimiento económico regional estable.
En los últimos años, China ha promovido activamente la reestructuración económica, pasando de la fabricación tradicional a la fabricación de alta gama, la innovación tecnológica y el desarrollo ecológico. En particular, en términos de desarrollo ecológico, China ha desarrollado vigorosamente la industria de energía renovable y ha aumentado la inversión en I+D de tecnologías de energía limpia, ofreciendo un modelo para que otros países persigan un desarrollo sostenible y de alta calidad.
En materia de promoción del comercio y la inversión, China ha apoyado activamente el proceso de liberalización comercial y facilitación de la inversión en el marco del mecanismo de la APEC. En las recientes reuniones de la APEC y el G20, el presidente Xi presentó una serie de iniciativas y sugerencias para promover el comercio y la inversión. Por ejemplo, al promover medidas como la simplificación de los procedimientos aduaneros y la mejora de la transparencia de las políticas comerciales, China ha promovido la reducción de las barreras al comercio y la inversión y la aceleración del flujo de bienes y capitales en la región de Asia y el Pacífico.
China también ha participado activamente en la negociación e implementación de los acuerdos de libre comercio (ALC) en la región de Asia y el Pacífico, como la Asociación Económica Integral Regional (RCEP). Estos acuerdos han profundizado aún más la integración económica regional en el marco de la APEC, y China ha desempeñado un papel constructivo en la promoción de la expansión del comercio y la inversión en la región.
En términos de cooperación económica, China ha promovido vigorosamente la conectividad de infraestructura a nivel mundial. En materia de infraestructura de transporte, China ha participado activamente en proyectos de construcción de ferrocarriles en países del sudeste asiático, como el ferrocarril China-Laos, y los ha apoyado, mejorando los lazos económicos y la eficiencia de la red de transporte regional, facilitando así el movimiento de personas y mercancías.
China y los países de Asia y el Pacífico han llevado a cabo una amplia cooperación en el sector industrial. En el sector manufacturero, China y los países de la ASEAN han logrado la complementariedad y la ampliación de las cadenas industriales mediante la construcción de parques industriales. Las empresas chinas han invertido y construido fábricas en los países de la ASEAN, aportando técnicas de producción avanzadas y beneficiándose de los recursos locales, impulsando así la competitividad industrial y fomentando el desarrollo regional coordinado.
China ha promovido activamente la cooperación en innovación científica y tecnológica en el marco de la APEC, abogando por los recursos científicos a través de plataformas de intercambio y proyectos conjuntos de I+D. Con una ventaja competitiva en la economía digital, China comparte su experiencia en comercio electrónico, big data e inteligencia artificial con otros países de Asia y el Pacífico, impulsando la transformación digital de las industrias tradicionales de la región.
Además, se ha priorizado la formación y el intercambio de talentos. Varias bases de cooperación internacional y centros de capacitación en China atraen a investigadores de todo el mundo, mientras que China también envía muchos expertos al exterior para participar en proyectos, sentando una base sólida para mejorar la capacidad de innovación.
En desarrollo social, China tiene una rica experiencia en alivio de la pobreza, expansión de la educación y atención médica, que comparte activamente con los países en desarrollo. Cabe destacar que la estrategia de alivio de la pobreza dirigida de China ha sacado a millones de personas de la pobreza, ofreciendo un modelo para los países menos desarrollados y contribuyendo a mejorar los niveles de vida en toda la región.
En respuesta a desastres, China ha brindado constantemente asistencia humanitaria y para el desarrollo a las naciones afectadas por calamidades naturales. Después de tifones, terremotos y otros desastres, China ha ofrecido rápidamente apoyo en términos de suministros, tecnología y personal, demostrando su papel como una gran potencia responsable y mejorando la estabilidad y el bienestar globales.
En el diálogo de líderes BRICS Plus de este año, el presidente chino Xi propuso a los países del Sur Global construir conjuntamente una comunidad de futuro compartido para la humanidad. En un momento en que el mundo experimenta cambios nunca vistos en un siglo y la situación internacional se torna cada vez más compleja, es aún más importante y necesario que los países de la región de Asia y el Pacífico y las regiones relacionadas se adhieran a la solidaridad y la cooperación, trabajen codo a codo en el camino hacia la revitalización y estén a la vanguardia de la promoción de la construcción de una comunidad de futuro compartido para todos.
El autor Gao Lei es profesor asociado del Centro de Pensamientos de Xi Jinping sobre la Apertura, Instituto de Investigación sobre Globalización y Modernización de China, Universidad de Negocios y Economía Internacionales. El autor Xia Lu es investigador asociado del Instituto Chongyang de Estudios Financieros, Academia Nacional de Desarrollo y Estrategia, así como de la Academia de Pensamientos de Xi Jinping sobre el Socialismo con Características Chinas para una Nueva Era, Universidad Renmin de China.
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