Este logro no solo es crucial para misiones espaciales de larga duración, sino que también tiene implicaciones para tecnologías sostenibles en la Tierra.
Por Fabián Pizarro

Astronautas chinos, a bordo de la estación espacial Tiangong, lograron convertir dióxido de carbono (CO2) y agua en oxígeno mediante un proceso de fotosíntesis artificial. Este desarrollo no solo es crucial para misiones espaciales de larga duración, sino que también tiene implicaciones importantes para tecnologías sostenibles en la Tierra.
El experimento se realizó el 18 de enero en el módulo Mengtian de Tiangong, donde los astronautas emplearon un catalizador semiconductor para transformar CO2 y agua en oxígeno. Este proceso imita la fotosíntesis natural, en la que las plantas convierten luz solar, CO2 y agua en oxígeno y azúcares. En el espacio, el sistema captura el CO2 exhalado por los astronautas, lo que permite regenerar oxígeno, reduciendo así la dependencia de misiones de reabastecimiento desde la Tierra.
Además de producir oxígeno, la tecnología puede modificarse para generar otros subproductos útiles. Por ejemplo, al cambiar el catalizador, el sistema podría producir metano, usado como combustible, o ácido fórmico, que sirve como base para sintetizar alimentos como azúcares.
El sistema opera a temperatura y presión normales, lo que lo hace más eficiente y práctico en comparación con métodos tradicionales que requieren condiciones extremas.
El uso de tecnología de utilización de recursos in situ (ISRU, por sus siglas en inglés) es esencial para explorar destinos como la Luna o Marte. Al aprovechar los recursos disponibles en el espacio, como el CO2, los astronautas pueden reducir la cantidad de suministros que deben transportar desde la Tierra, lo que abarata costos y aumenta la viabilidad de misiones a largo plazo.

China, con sus crecientes ambiciones espaciales, busca posicionarse como una potencia científica mundial para 2050. Estos avances se alinean con objetivos más amplios, como establecer una base lunar, enviar astronautas a la Luna y recolectar muestras de la atmósfera de Venus en las próximas décadas. Otros países también están invirtiendo en tecnologías ISRU. Por ejemplo, la NASA está probando el sistema MOXIE en Marte, que convierte el CO2 marciano en oxígeno respirable, una innovación crucial para futuras colonias humanas en el planeta rojo.
Impacto en la Tierra y el futuro de la ciencia espacial
La tecnología probada en Tiangong tiene aplicaciones potenciales en la Tierra, especialmente en la lucha contra el cambio climático. Sistemas similares podrían ayudar a capturar y reutilizar CO2 de manera sostenible, convirtiéndolo en oxígeno o subproductos valiosos como combustibles y compuestos químicos.
Ding Chibiao, vicepresidente de la Academia China de Ciencias, enfatizó durante una conferencia de prensa que, aunque China ha avanzado significativamente en el ámbito espacial, aún busca alcanzar niveles comparables con las potencias desarrolladas.
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