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  • Fabián Pizarro Arcos

OPINIÓN: Ciencia y tecnología entre China y América Latina

Los temas ambientales relacionados con la sustentabilidad y el cambio climático son atractivos para una colaboración de beneficio mutuo entre China y Latam.


Por Adalberto Noyola


Este espacio es una alianza con la Revista China Hoy


EL actual desarrollo económico e industrial de China no tiene precedentes. En cuatro décadas, y como resultado del parteaguas que significó la Reforma y Apertura en 1978, China pasó de ser un país predominantemente agrícola con tecnologías obsoletas, a la segunda economía mundial. La combinación de políticas gubernamentales estratégicas a largo plazo, la inversión en investigación y desarrollo, así como el favorecer un entorno empresarial con características chinas orientado a la innovación, han hecho de China una potencia científica y tecnológica.


Razones detrás del desarrollo

Un aspecto clave de su política de ciencia y tecnología ha sido el fomentar la colaboración entre la academia, la industria y el Gobierno. Para ello, se han establecido diversas políticas y programas que buscan incentivar la cooperación entre estos sectores, con el objetivo de mejorar la transferencia de conocimiento y tecnología y, por otra parte, fomentar la innovación en los sectores productivos.


En este contexto, el liderazgo de China en la formación de talento, investigación científica, ingeniería, innovación y desarrollo tecnológico constituye un enorme recurso para apoyar las políticas con impacto global con que cuenta este país; en particular, fortalecer la adhesión y el avance de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (2013), la Iniciativa para el Desarrollo Global (2021) y la Iniciativa de la Civilización Global (2023). Por otro lado, la colaboración y el intercambio académico entre países han demostrado ser una vía altamente efectiva para el entendimiento y el beneficio mutuos. Además de intercambiar conocimientos y experiencias, se incorpora el factor de los intercambios persona a persona, fundamental para generar confianza entre los pueblos de diversas culturas, tradiciones y religiones.


El camino de la cooperación académica, fundamentalmente mediante el otorgamiento de becas a estudiantes de países menos desarrollados, lo han aplicado Estados Unidos y Europa desde la década de 1970, con algunas altas y bajas. Varios países en desarrollo corresponden en reciprocidad con becas para estudio de la lengua y diversas manifestaciones culturales propias. Esta estrategia diplomática de amplio consenso, en línea con el “poder suave”, puede ser aplicada y ampliada en la actual coyuntura mundial, que se identifica favorable para las relaciones China-América Latina. Es, sin duda, una relación de ganancia compartida, ya que existen talento y oportunidades en ambas partes.


En el contexto actual, y en línea con la Iniciativa para el Desarrollo Global del Gobierno de China, se identifican oportunidades de colaboración entre ese país y América Latina. En particular, el reforzamiento de esta política de acercamiento mediante la cooperación y el intercambio académicos (movilidad estudiantil, estancias de investigación, posgrados conjuntos, proyectos de investigación) puede contribuir a la secuencia virtuosa de relaciones interpersonales e interinstitucionales integrada por: conocimiento – entendimiento – confianza – acuerdos – resultados. La colaboración académica en sus distintos niveles puede en particular contribuir grandemente a lograr un mayor conocimiento y comprensión de las personas y sus instituciones. Sobre esa base se pueden construir relaciones de confianza duraderas, que lleven a acuerdos y proyectos de muy diversa índole, facilitando con ello la incursión en ámbitos comerciales y empresariales.


Además, y en forma concreta, la colaboración entre pares en el desarrollo de tecnologías prioritarias resultará en mejores y más adaptadas respuestas a las necesidades de ambas partes. Varios países de América Latina cuentan con personal e infraestructura para desarrollar investigación científica y tecnológica con estándares mundiales. Estas capacidades, si bien son limitadas frente a la potencia que representa China, tienen la característica de conocer el entorno y la problemática que se pretenda atender o resolver y, por lo tanto, aportar la necesaria adaptación de sistemas y soluciones tecnológicas que atiendan la demanda de la mejor forma.


América Latina tiene importantes rezagos en infraestructura que cubra necesidades sociales básicas. Para ello, los Gobiernos nacionales requieren de soluciones financieras y tecnológicas adecuadas. Desde el saneamiento básico hasta las telecomunicaciones, es muy amplio el espectro de oportunidades de colaboración en donde la experiencia, el know-how y las soluciones desarrolladas por China pueden ser aplicables.


Si se considera la influencia de Estados Unidos en varios países de la región, pueden identificarse ciertos sectores en donde no sea posible aplicar tecnología y soluciones made in China por motivos geopolíticos. Un caso muy claro es el de las telecomunicaciones y los sistemas de identificación de personas basados en inteligencia artificial (reconocimiento facial), por nombrar dos de los principales. Con un enfoque pragmático, esos países pueden, sin embargo, avanzar en acuerdos y desarrollo de proyectos en varios campos.


El atractivo de los temas ambientales


Los temas ambientales relacionados con la sustentabilidad y el cambio climático destacan como particularmente atractivos para una colaboración de beneficio mutuo entre China y los Gobiernos de América Latina, ya que integran la atención de problemas nacionales con políticas globales de amplio consenso.


En particular, la generación de energía eléctrica destaca como una amplia área de oportunidades, puesto que la región debe acelerar la transición energética y atender la demanda creciente de energía, situación que se presenta claramente en el caso de México, un país con gran potencial en energía solar y eólica.


China es el líder mundial en capacidad instalada de energía solar, con un rápido crecimiento en energía fotovoltaica. En cuanto a la energía eólica, el país asiático también es el líder mundial, tanto en tierra como en mar. La industria eólica china ha logrado importantes avances en tecnología y ha aumentado la eficiencia de los aerogeneradores. Ambas fuentes han contribuido en años recientes al incremento significativo de la participación de energía renovable en la matriz energética del país, en línea con la transición energética.


En cuanto a la hidroelectricidad, el país tiene una larga historia de aprovechamiento de sus abundantes recursos hídricos, con el desarrollo de proyectos hidroeléctricos de gran escala, como la presa de las Tres Gargantas, la planta hidroeléctrica más grande del mundo. Por años, esta fuente de energía ha sido un componente importante de energía renovable en China.


Una mención particular, por no tratarse de gran infraestructura, es la energía de biomasa y biogás. China ha promovido activamente el uso de estas fuentes de energía renovable para la generación de electricidad y calefacción a nivel local. En particular, desde hace décadas aplica plantas de biogás a pequeña escala en áreas rurales, y aprovecha residuos agrícolas y de ganado como materia prima. La energía térmica producida y aprovechada en el sitio ha sido un factor importante para mejorar las condiciones de vida y la productividad en el sector rural, con incidencia en el alivio de la pobreza.


Lo anterior muestra el avance tecnológico en la generación y manejo de energía renovable que ha logrado China en pocos años. Ese know-how y las tecnologías asociadas pueden ser adaptados a la realidad latinoamericana bajo un esquema de colaboración y no de dependencia. Este punto debe ser particularmente importante y sensible en las negociaciones para acordar inversiones o suministro de soluciones y equipos chinos, tomando como base la propia experiencia de China en las etapas tempranas de recepción de inversiones productivas que el país negoció después de 1978. En los acuerdos de transferencia tecnológica que se deriven, la base de talento humano y confianza mutua, que se facilitan mediante la colaboración científica y tecnológica, será una pieza fundamental. Por esa razón, entre otras expuestas, la política de cooperación en temas de ciencia, ingeniería y tecnología debe recibir una alta prioridad y asignársele los recursos necesarios, en busca del beneficio mutuo, en línea con la Iniciativa para el Desarrollo Global que impulsa el Gobierno de China.


*Adalberto Noyola es director del Centro de Estudios Mexicanos UNAM-China.



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