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  • Fabián Pizarro Arcos

La Nao de China: el Pacífico como espacio de interculturalidad entre dos mundos

Por Belén Dorado Marín de Espinosa, Fundadora y editora de la Revista Cultural Bambú, Dragones y Tinta


El Pacífico[1], ese Océano que fuera nombrado por Magallanes al percatarse de lo tranquilo de sus aguas, es uno de los escenarios más importantes en lo que a las relaciones entre Asia y América se refiere, y se convierte en espacio de las primeras globalizaciones culturales.


Desde el momento en que Colón arribó a las tierras que consideramos actualmente como América se abrió, sin querer, una nueva ruta para llegar a las Indias y hacerse con el control de los puertos encargados de transportar principalmente especias, y más tarde toda clase de objetos que vendrían a cambiar la forma de ver y concebir el mundo.


Dicha etapa alteró la forma de vida y las costumbres locales, suscitando transformaciones visibles hoy en día; se aprecia la influencia que tuvieron distintos sucesos económicos, culturales y migratorios, producidos en aquel periodo de interacción multicultural. Un claro ejemplo es la relación entre China y México durante los siglos XVI y XVII[2]


El viaje desde América hasta Asia comenzó por el envío de las naves de Hernán Cortés desde el Puerto de Acapulco, pero se toparon con el problema de que no tenían ni conocían un camino de regreso, el llamado tornaviaje, que ya contaba con seis expediciones fallidas y que tuvo que esperar todavía veinte años más para su descubrimiento.


El descubrimiento de esta ruta que uniría Asia con América a través del Pacífico, recae en la figura del vasco Andrés de Urdaneta, quien se enfrentara a los portugueses por el dominio en el control del comercio.


Andrés de Urdaneta había sido un aventurero nato, curtido en mil azares de guerras y marinerías, y aunque también acompañó a Pedro de Alvarado en la conquista de Guatemala, su escenario principal fue siempre el Pacífico, a donde navegó por primera vez en calidad de grumete a las órdenes de Loaísa[3].


Diestro en cosmografía y labores de marino, estaba decidido a encontrar esa ruta de regreso, que posibilitaría la apertura de una nueva vía comercial, y para acometer la ambiciosa empresa se ayudó de Miguel López de Legazpi, un escribano o funcionario de la realeza de sesenta años que llevaba veinte en México, ostentando los cargos de directivo de la Casa de la Moneda y alcalde mayor del virreinato de la Nueva España[4], y que ya se había enrolado en labores de marina.


Esta expedición resultó triunfante al llegar a las costas de la actual México tras cuatro meses de navegación[5], hecho que se produjo al descubrir la corriente de Kuro Shivo que conecta Japón con la actual América del Norte[6], dando inicio a la gran aventura que sería el Galeón de Manila, también llamada la Nao de China[7], considerada la ruta más longeva de la historia de la navegación mundial, activa durante 250 años (1565-1815), uniendo China-Filipinas-Acapulco-Sevilla[8].


La mayoría de barcos que llegaban a Filipinas provenientes de China lo hacían desde la ciudad de Yuegang, Quanzhou y Xiamen, en la provincia de Fujian, y de Guangzhou y Macao, en la provincia de Guandong[9]. Desde 1565 hasta 1815, entre 10,000 y 20,000 personas cruzaron el Pacífico, desde Manila hasta las costas de Acapulco, a bordo de los distintos galeones de la conocida como Nao de China[10], influyendo en todas las facetas de la sociedad y de sus gentes.


La primera nave que arribó como parte del Galeón de Manila, lo hizo el 8 de octubre de 1565, y fue la conocida como el Galeón de San Pablo, y la última fue el Galeón de Magallanes en el año de 1815, 250 años de relaciones que inevitablemente dejaron huella en ambas culturas y pueblos.


Cuando llegaban los galeones al Puerto de Acapulco, los comerciantes se agolpaban para comprar las mercaderías que llegaban de ultramar y, tanto mexicanos como peruanos adquirían materias como la seda a cambio de cacao o plata.


La Feria de Acapulco, que congregaba unas 10.000 personas transformaba durante un par de meses un pequeño poblado polvoriento en uno de los mercados más activos del mundo. Terminadas las transacciones, buena parte de los productos, sin desempaquetar, enfilaban el Camino de China, un sendero de mulas que unía Acapulco con México capital y que hasta el XVIII no se habilitó para el paso de carros[11]


Y Continúa Humbold, en el Siglo XVIII diciendo:


Luego de que llega a México la noticia de haberse avistado el galeón en las costas, se cubren de gente los caminos de Chilpancingo y Acapulco; los comerciantes se dan prisa para ser los primeros a tratar con los sobrecargos que llegan de Manila. Ordinariamente se reúnen algunas casas poderosas de México para comprar todos los géneros juntos y ha sucedido venderse el cargamento antes que en Veracruz se tuviese noticia del galeón. Esta compra se hace casi sin abrir bultos. Es menester confesar que este comercio entre dos países, tres mil leguas distantes uno de otro, se hace con bastante buena fe, y tal vez aun con más honradez que el comercio entre algunas naciones de la Europa civilizada[12].


En esta época, los chinos, mal llamados culíes, término que designa a los esclavos chinos, llevaron a Latinoamérica sedas[13], porcelana y artesanías, así como tradiciones culturales, y de regreso a Manila llevaban las monedas del águila mexicanas que tanto ayudaron a la conformación de la economía china, el maíz, la papa, el cacahuate, el tabaco o el boniato, alimentos que se convirtieron en la base de la gastronomía de China.


De acuerdo con documentos históricos, entre 1575 y 1815 partían entre 20 y 60 barcos cada año con destino al continente americano: China exportaba seda, telas de algodón, artesanías, joyas, pólvora, alimentos y animales, e importaba zapatos, sombreros, vino, aceite de oliva, jabón y alimentos[14].


Humbold, en su obra clave para conocer cómo era Acapulco durante el trasiego del Galeón de Manila, hace cuenta de los productos llevados en los galeones, y nos dice que: su cargamento consiste en teselinas, telas pintadas, camisas de algodón originarias de seda cruda, medias de seda de China, obras de platería labradas por los chinos en Cantón o en Manila, especias y aromas[15].


Además de estas materias primas y objetos de gran calidad, el Galeón de Acapulco[16]transportaba desde México hasta Asia plata convertida en monedas, que fueron de gran utilidad para China que, carente de minas, dependía de Japón, pero cuando éstas escasearon, los chinos debieron buscar otra fuente, y esa fue la plata mexicana.


El dólar mexicano, conocido como «dólar del águila», se transformó en moneda de curso legal en las áreas costeras chinas[17], monedas mexicanas de plata a las que se les inscribían ciertos caracteres que las convertían en moneda de curso legal en las transacciones entre China y sus vecinos[18].


Además de plata, el Galeón de Manila también llevaba animales como vacas, caballos, y plantas como maíz, cacao, tabaco, caña de azúcar, cacahuete, tomate, calabaza, papaya, pimiento, cochinilla… y mucha plata y frailes, como apuntaba Humboldt[19]. Por el contrario en el Tornaviaje, el Galeón llevaba a las costas de Acapulco toda suerte de productos asiáticos provenientes de China, Japón, las Molucas o Ceilán, tales como seda, marfil, porcelana, lacas, madreperlas, porcelanas japonesas alfombras, tapices de India y vestidos de algodón[20].


Sabemos que el coco, tan utilizado actualmente en la gastronomía de México, fue introducido por el Puerto de Salagua, en Colima, en el año de 1569 por el navegante español Álvaro de Mendaña, y se propagó por las costas de este estado y posteriormente por el resto del país, haciendo de este producto, proveniente de Asia y Filipinas, ejemplo de la globalización cultural y gastronómica entre ambas partes del mundo, y al mismo tiempo creo una industria que generó muchos puestos de trabajo y que era comandada, en un principio, por personas de origen asiático. Se introdujeron productos derivados del coco como la fibra de estopa de coco para las trajineras o el vino de coco, que fuera considerado el primer aguardiente de la Nueva España, y cuyo proceso de destilación pudo influir en la posterior fermentación del agave para la producción del mezcal.[21]


Este episodio de la navegación y de la historia constituye en sí mismo un claro ejemplo de intercambio cultural entre países y culturas muy lejanas, y convierte al Galeón de Manila en un elemento de unión de los pueblos, en un medio por el cual se crearon nuevas costumbres en la gastronomía, en la vestimenta o el arte.


A partir de 1567 llegaron a Acapulco los primeros árboles de tamarindo, las raíces y brotes de jengibre, de pimienta y de canela, así como clavo y pimienta para su propagación y cultivo. Algunas fueron más adaptables que otras, pero esto comenzó a facilitar el comercio de estas plantas tanto en la Nueva España, como su exportación a España. Luego, en 1578 arribaron a la Nueva España los árboles de mango, los cocos y los plátanos, donde también arraigaron y se comercializaron con éxito[22].


El algodón se convirtió en la prenda más utilizada entre la población de México, así como los mantones de seda o chaquiras comenzaron a ser famosos en los baúles de las damas de la Nueva España.


Si las materias primas y las vestimentas se vieron influenciadas por las costumbres de los pueblos lejanos de Asia, hay un capítulo que merece especial atención, y es la gastronomía.


Como cuenta Reyna Pacheco, en México numerosas recetas tradicionales de fama internacional, como el mole poblano, el ceviche de pescado y los chiles en nogada, son el resultado del mestizaje culinario producto del contacto entre el Viejo y el nuevo continente, pues contienen tanto ingredientes de origen europeo y asiático (por ejemplo, la cebolla, el ajo y la pimienta) como mesoamericano (por ejemplo, el chile y el cacao, jitomate y maíz)[23].


En la ciudad de Puebla, fruto del trasiego de productos de los galeones, se estableció una fábrica de porcelana que imitaba a los colores azules y blancos de la porcelana china, y que tenía su contraparte en Talavera, España, un claro ejemplo de la influencia asiática que, mezclada a su vez con la tradición de la porcelana de Talavera se puede considerar uno de los primeros ejemplos de interculturalidad.


No podemos obviar que muchas de nuestras costumbres, sabores, indumentaria e incluso juegos tradicionales, poseen una mezcla de aquellos llegados desde Asia a través de esos inmensos galeones que surcaban las aguas del Mar de las Madres, otro nombre para Pacífico, y que constituyeron uno de los episodios más fascinantes de la navegación en el mundo.


Es tal la influencia, que en Filipinas todavía hay plantas introducidas en el siglo XVI que se reconocen con nombres que tienen cierta reminiscencia náhuatl o hispanomexicana, como el abukado (aguacate); kakawate y mani (cacahaute; maní); kamatsili (guamúchil); sayote (chayote); sili (chile)[24].


La llegada de la Independencia mexicana terminaría con el trasiego de mercancías entre Asia y América, poniendo fin a 250 años de intercambios comerciales y culturales entre ambos mundos, en lo que se ha denominado en llamar la primera globalización de la historia de la humanidad.


[1]1 Otros nombres de este mar fueron, Mar de Damas (así nombrado por los tripulantes de la expedición de Magallanes-Elcano) y comúnmente conocido como Lago Español, durante los siglos XVI-XVIII, al ser los barcos españoles los que navegaron más frecuentemente por este mar durante los siglos XVI-XVIII. En las cartas y mapas que representaban el mar Pacífico, editados en todo el mundo, principalmente en Europa, aparecían con el título de Lago Hispano o Mare Hispánicus, en latín. (Hortigüela, Juan Hernández, “Astilleros españoles de ultramar”, Pág. 1)

[2] Sánchez, Mariana, en “Los chinos durante el virreinato de la Nueva España: un vínculo sociocultural”, en Zottele, Anibal Carlos (editor) “Veracruz: de la Nao de China a la Franja y la Ruta”, Centro de Estudios China-Veracruz. Universidad Veracruzana, Centro de Estudios APEC, México, 2019. Pág. 40 [3] Cardelús, Borja (2020), El Galeón de Manila y la primera globalización del comercio mundial, The Hispanic Council. Pág. 6 [4] FERRAGUT, Mariano JUAN (Capitán de Navío), “El galeón de Manila”, Pág. 35 [5] El viaje de los galeones con la carga duraba seis meses en su trayecto de Manila a Acapulco y tres en el viaje inverso, debido al peso de la mercancía que hacía más lenta la navegación. A este respecto dice Folch, Op cintada, Pág. 14, El Galeón debía zarpar el primer mes del monzón, con los “vendavales” de junio, ya que en julio eran frecuentes los huracanes, los baguios de las Filipinas. [6] Dolors Folch, “El galeón de Manila”, Universitat Pompeu Fabra, Shanghai, Instituto Cervantes, abril del 2013. Pág. 2 [7] Nombre dado en México a esta expedición, en la que se consideraba que todo lo que procedía de Asia lo hacía de China. El nombre más correcto sería el Galeón de Manila, que transportaba mercancías desde varios países asiáticos, China incluida. [8] Idem, Pág. 37 [9] Xiaona, Guo, en “Veracruz y China: lazos tempranos a través de la Nao de China”, en Zottele, Anibal Carlos (editor) “Veracruz: de la Nao de China a la Franja y la Ruta”, Centro de Estudios China-Veracruz. Universidad Veracruzana, Centro de Estudios APEC, México, 2019. Pág. 53 [10] Carrillo (2015), “Los -chinos- de Nueva España: Migración, Pág. 15-40 [11] Dolores Folch, op citada, Pág. 14 [12] Humbold, Ensayo político sobre el reino de la Nueva España, en Montoya, Ramiro (2015), Crónicas del oro y la plata americanos. Pág. 174 [13] El principal producto importado de China fueron las sedas, ya que el principal mercado de éstas, ubicado en Granada, con sus continuas protestas era un inconveniente para la economía. [14] Una mirada china a las relaciones con América Latina Jiang Shixue, Pág.69 [15]Humboldt, Alexander von (1966), Ensayo político sobre el reino de la Nueva España (ed. mod.: México, Porrúa, Pág. 488 [16] Nombre que se acostumbraba a dar a los galeones en su trayecto de México a Filipinas. La tercera y más extensa de las rutas fue la del Galeón de Manila, llamado en Oriente Nao de la China y en Nueva España Nao de Acapulco, por ser ambos los puntos de destino y origen. En [16] Cardelús, Borja (2020), El Galeón de Manila y la primera globalización del comercio mundial, The Hispanic Council. Pág. 14 [17]Una mirada china a las relaciones con América Latina Jiang Shixue, Pág.69 [18] La moneda mexicana convivía con el real de ocho de España que, confeccionado con plata zacatecana y potosina, fue también una moneda de gran peso en el comercio en Filipinas. [19] Folch, Dolors, op. citada. Pág 17 [20] Idem. Pág. 39 [21] Sánchez, Mariana, en “Los chinos durante el virreinato de la Nueva España: un vínculo sociocultural”, en Zottele, Anibal Carlos (editor) “Veracruz: de la Nao de China a la Franja y la Ruta”, Centro de Estudios China-Veracruz. Universidad Veracruzana, Centro de Estudios APEC, México, 2019. Pág. 43 [22] Corona M., Eduardo, “Las plantas y los animales en la Nao de China: el otro intercambio”, suplemento cultural El Tlacuache, INAH, Morelos. 19 de marzo de 2021. Pág. 6 [23] Pacheco Olvera, Reyna María (2015),“El intercambio de plantas en la Nao de China y su impacto en México”, Instituto de Investigaciones Históricas , Universidad Autónoma de México. Pág. 604 [24] Idem. Pág. 7


Bibliografía consultada


Bonialian, Mariano (2014), China en la América colonial, bienes, mercados, comercio y cultura del consumo desde México hasta Buenos Aires, Argentina. Editorial Biblos.

Casasola Salamanca, Gustavo, (2012) Historia Grafica de la Secretaria de Marina-Armada de Mexico, Editorial Gustavo Casasola. México.

Corona-M, Eduardo, (2021) Las plantas y los animales en la Nao de China: el otro intercambio, Suplemento Cultural El tlacuache, Centro INAH Morelos

Ferragut, Marianao Juan, El Galeón de Manila, recuperado 10/11/2022. https://armada.defensa.gob.es/archivo/mardigitalrevistas/cuadernosihcn/66cuaderno/cap02.pdf

Folch, Dolores, (2013), El galeón de Manila, Shanghai, Instituto Cervantes.

Humboldt, Alexander von (1811) Ensayo político sobre el reino de la Nueva España (ed. mod.: México, Porrúa, 1966

Jara Hantke, Álvaro, Las conexiones e intercambios americanos con el oriente bajo el marco imperial español (siglos XVI-XVIII), consultado 14/11/2022 https://revistanotashistoricasygeograficas.cl/carga/wp-content/uploads/2021/01/n7-8-1.pdf


Pacheco Olvera, Reyna María (2015), El intercambio de plantas en la Nao de China y su impacto en México, Instituto de Investigaciones Históricas , Universidad Autónoma de México.

Stampa, Manuel Carrera, La Nao de China, Vol. 9. 1 (33) julio-septiembre 1959. Historia Mexicana, El Colegio de México https://historiamexicana.colmex.mx/index.php/RHM/article/view/770/661

Zottele, Anibal Carlos (editor) (2019) Veracruz: de la NAo de China a la Franja y la Ruta, Centro de Estudios China-Veracruz. Universidad Veracruzana, Centro de Estudios APEC, México.



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